Al igual que identificábamos un punto de inflexión en el anterior apartado temático referente a la
historia del Sudario de Turín,
siendo éste las fotografías tomadas por Secondo Pía en 1898, existe otro hecho característico en la
biografía de su estudio: Las pruebas de datación por radiocarbono o método del Carbono
14. Como ya hemos hablado en posteriores artículos, ésta se realizó en tres laboratorios
diferentes (Óxford, Zurich y Arizona), a partir de las muestras obtenidas por Giovanni Riggi, que
terminaron concluyendo que el
Sudario de Turín
se había originado en el período comprendido entre los años 1260 y 1390.
La prueba de datación por radiocarbono consiste en analizar la masa isotópica
que poseen todos los seres orgánicos que indica, según los cálculos apropiados, su edad
radiocarbónica. Esto se realiza mediante la comparación de isótopos con la cantidad de carbono 14
que había en la atmósfera en el momento de su posible origen (midiendo el volumen contenido en los
anillos de los árboles pertenecientes a ese mismo período). Los isótopos de carbono se producen en
la atmósfera a consecuencia del impacto de la luz solar. Es conocido el período de
semidesintegración, cuando el volumen de Carbono 14 se reduce a la mitad: 5730 años. Este método
parece no tener en cuenta las consecuencias en la atmósfera terrestre del impacto de bombas
atómicas, entre otros dramáticos (para el hombre y la naturaleza) experimentos humanos, con lo que
la objetividad respecto al volumen «universal» y «constante» de Carbono 14 podría también ser
refutada.
La prestigiosa revista de divulgación «Nature» donde se publicaron los
resultados, ofrecía un dato que pasó inadvertido (o se ocultó deliberadamente) a pesar de su
relevancia: otorgaba menos de un 5% de porcentaje de significación al estudio de la muestra
que se correspondía con la Sábana Santa. Esto concedía a la prueba en sí, una validez nula.
Gran parte de la comunidad científica —creemos que la mayoría—, sobre
todo los miembros más destacados, considera que la prueba de datación por radiocarbono
practicada al Santo Sudario no es válida. Trataremos de justificar esta premisa a lo largo del
capítulo.
En primer lugar, existen numerosos elementos de juicio para sostener una
evidencia principal: los tejidos tomados del Sudario como muestra no pertenecen al Sudario
original, sino a alguno de los remiendos posteriores a su hallazgo.
El Doctor Ray Royers, miembro del equipo STURP abanderó esta
teoría poco después de que le fuera obsequiado un entramado de lino perteneciente a la sección
central de la Sábana Santa por parte de Luigi Gonella en el año 2003, cuando procedió a un
meticuloso análisis.
Las diferencias entre uno y otro tejido; el que fuera tomado para la
prueba de radiocarbono
(en adelante «primer tejido») y el obtenido posteriormente por Ray Royers como regalo (en
adelante «segundo tejido») fueron abrumadoras:
- En el primer tejido existen altas concentraciones de vainillina
en los nodos de lignina, ausentes en el segundo tejido. Esta presencia indica que pudo
pertenecer a la Edad Media (como de hecho pertenece la tela de Holanda cosida a la Síndone), pero
su ausencia indica una antigüedad mucho mayor.
- El primer tejido fue coloreado, como indica la presencia de
goma arábiga y Alizarina, cuyos restos no se encuentran en el segundo tejido. Esto
indica que probablemente se usó esta técnica una vez remendada la
Síndone
y sobre los mismos parches para modificar su color y que se asemejara a la tela original del
Sudario.
- En el primer tejido hay restos de algodón, ausente en el
segundo tejido.
- Ambos tejidos presentan diferencias ante la exposición de luz ultravioleta
(fluorescencia).
El Doctor Robert Villarreal (Colorado), tomó el testigo de Ray
Royers, confirmando sus hipótesis.
Otra teoría es la contaminación del Sudario, basado en el hallazgo del
doctor Garza Valdés, quien encontró una colonia de microorganismos residiendo en una
muestra. Más adelante, el doctor Harry E. Gove, uno de los padres de la prueba de
datación por radiocarbono que, por si fuera insuficiente argumento de autoridad, participó también
en el ensayo realizado al primer tejido; realizó unas declaraciones en las que aseguró que en la
limpieza anterior a la prueba del primer tejido, no se tuvo en cuenta la posibilidad de
convivencia bacteriana, y que el método de limpieza no las hubiera podido erradicar. Esta teoría se
trató de refutar y fue nuevamente consolidada.
Un elemento que pudo alterar también el resultado fue sin duda el fuego.
Tras los incendios es posible que el Sudario de Turín pudiera rejuvenecer. El doctor
Kouznestov y el físico Francisco Alconchel Pacino, defendieron este argumento.
Thomas Philips, físico de Harvard, sostiene un fuerte argumento en contra
de la veracidad de la prueba por el método del Carbono 14: El mismo elemento radiactivo (tal vez el
momento de la resurrección de Jesús) que formó la imagen de la Sábana Santa, pudo alterar el tejido
aumentando la presencia de isótopos de carbono. Frank Libby, premio Nobel
(descubridor de la
prueba de datación por Carbono 14)
junto con Michael Time y Rogers Hedges, defendieron esta teoría.
Existe otra poderosa razón para invalidar los resultados de datación por el
método del Carbono 14: Los fracasos que tuvieron lugar a lo largo de la historia de este
reciente sistema de datación.
Una piel de Mamut fue datada con un error de miles de años, al igual que
la venda de lino de la Momia del Museo de Manchester, fechada en unos 1000 años antes que el
cadáver que contenía, entre otros muchos errores. Existe, además, un margen de error mayor
en las pruebas realizadas sobre tejidos, exactamente por los mismos motivos que los aquí ya
expuestos.
Para culminar, no podemos dejar de hablar de las críticas específicas en
el modo en que se tomaron las muestras de la
Sábana Santa,
así como su posterior análisis: Pierluigi Ballma Bollone destacó que no existió ningún
experto en tejidos que realizara o supervisara la extracción de las muestras. Tampoco es
conocido el peso de la misma, no se realizaron test «a ciegas» (sin conocer de
antemano datos relevantes sobre lo que se analiza) y existió un manifiesto escape de
información durante todo el proceso.
Ante estos datos, sea el lector quien juzgue la relevancia de los resultados de
la prueba de datación por radiocarbono efectuados al Sudario de Turín.
